JURÍDICO LATAM
Doctrina
Título:La inconstitucionalidad del acuerdo porcino con China
Autor:Carrion, Hugo Daniel
País:
Argentina
Publicación:Revista Jurídica de Derecho Animal - Número 1 - Febrero 2022
Fecha:02-02-2022 Cita:IJ-II-CLI-426
Índice Voces Citados Relacionados Ultimos Artículos
La realidad de las megafactorias de cerdos
Daño ambiental. El derecho a un ambiente sano: su tutela constitucional
La larga sombra de la cría intensiva de ganado y el daño ambiental
Cuestiones económicas y desigualdad social
Persona: ontología de la costumbre. Persona
Conciencia y sintiencia
Protección jurídica
Vulneración de derechos esenciales de humanos y no humanos
Conclusiones
Bibliografías y fuentes

La inconstitucionalidad del acuerdo porcino con China

Por Hugo Daniel Carrión*

La cercanía del acuerdo porcino con China, nos lleva a una serie de reflexiones jurídicas, que no sólo abarcan estos aspectos, sino que involucran cuestiones éticas, medio–ambientales, económicas y de salud pública. En todos los casos, hay una evidente colisión con nuestra Constitución Nacional.

La realidad de las megafactorias de cerdos [arriba] 

Las megafactorías son una variante de lo que se conoce como la relativamente reciente industrialización de la ganadería o cría intensiva de animales. Se trata de un enfoque de la cría de animales diseñado para maximizar la producción, mientras se minimizan los costos. Para ello, las empresas agrícolas mantienen el ganado, como el vacuno, las aves de corral y los peces, con una alta densidad de población, a gran escala y utilizando maquinaria moderna, biotecnología y recurriendo al comercio mundial. ? Sin embargo, en todos los casos, han sido cuestionadas por no ser sostenibles ni éticas y, fundamentalmente, por su impacto ambiental (contaminación agrícola y cambio climático). Los animales están a menudo bajo estrés por estar en espacios confinados y se atacan unos a otros. En un esfuerzo por prevenir lesiones que conduzcan a infecciones, se les corta el pico, la cola y los dientes. Muchos lechones mueren de shock traumático cuando se les quitan los dientes y la cola, porque en estas operaciones no se utilizan medicamentos para mitigar el dolor. Las granjas industriales tratan de ganar espacio, con animales como los pollos que se mantienen en espacios más pequeños que una página A4.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCPEEU) en Estados Unidos, las granjas en las que se crían animales de forma intensiva pueden causar reacciones sanitarias adversas en los trabajadores de las granjas. Los trabajadores pueden desarrollar enfermedades pulmonares agudas y crónicas, lesiones musculoesqueléticas y pueden contraer infecciones que se transmiten de los animales a los seres humanos (tuberculosis, SARS, MERS, gripe aviar, COVID-19). Se utilizan pesticidas para controlar organismos considerados nocivos? y los agricultores ahorran dinero al evitar las pérdidas de productos por plagas. En los EE.UU., alrededor de una cuarta parte de los plaguicidas utilizados se usan en casas, patios, parques, campos de golf y piscinas? y alrededor del 70% se utilizan en la agricultura. Sin embargo, los plaguicidas pueden llegar al cuerpo de los consumidores, lo que puede causar problemas de salud, siendo una fuente de esto la bioacumulación en animales criados en granjas industriales. Los estudios han descubierto un aumento de las enfermedades respiratorias, neuroconductuales y mentales entre los residentes de las comunidades cercanas a las granjas industriales. ? Una proporción significativa de los trabajadores de los mataderos son personas de color de bajos ingresos, muchos indocumentados, que tienen pocas opciones más que trabajar en estos trabajos peligrosos para mantener a sus familias. Los trabajadores suelen sufrir lesiones por estrés repetitivo, trastornos musculoesqueléticos, dolor crónico, trauma psicológico y, a veces, incluso amputaciones debido a la velocidad frenética de la línea de procesamiento en los mataderos. Un trabajador puede repetir el mismo movimiento entre 40.000 y 100.000 veces en un turno. Según los datos de La Administración de Seguridad y Salud Ocupacional (una agencia del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos), hay alrededor de dos amputaciones cada mes entre los trabajadores del procesamiento de carne e incluso más "incidentes graves" que involucran la hospitalización. Los informes muestran que muchos trabajadores migrantes están amenazados con la deportación si informan de una lesión o maltrato. Los trabajadores de los mataderos también experimentan estrés psicológico debido a la naturaleza violenta de su lugar de trabajo. Potencialmente pueden sufrir ansiedad, depresión, abuso de drogas y alcohol, paranoia y un aumento de arrestos.

El CCPEEU escribe que los compuestos químicos, bacterianos y virales de los desechos animales pueden viajar por el suelo y el agua. Los residentes cerca de estas granjas reportan problemas como olores desagradables, moscas y efectos adversos para la salud. El CCPEEU ha identificado una serie de contaminantes asociados con la descarga de residuos animales en ríos y lagos, y en el aire. El uso de antibióticos en el ganado puede crear patógenos resistentes a los antibióticos; los parásitos, las bacterias y los virus pueden propagarse; el amoníaco, el nitrógeno y el fósforo pueden reducir el oxígeno de las aguas superficiales y contaminar el agua potable; los pesticidas y las hormonas pueden causar cambios hormonales en los peces; los alimentos para animales y las plumas pueden impedir el crecimiento de las plantas deseables en las aguas superficiales y proporcionar nutrientes a los microorganismos causantes de enfermedades; los oligoelementos como el arsénico y el cobre, que son perjudiciales para la salud humana, pueden contaminar las aguas superficiales. La agricultura intensiva puede facilitar la evolución y la propagación de enfermedades nocivas. Muchas enfermedades animales transmisibles se propagan rápidamente a través de poblaciones de animales en situación del hacinamiento y hace más probable el reordenamiento genético, como la pandemia de COVID-19 que actualmente aqueja a todo el mundo.

En la Unión Europea, las hormonas de crecimiento están prohibidas sobre la base de que no hay forma de determinar un nivel seguro. El Reino Unido ha declarado que en el caso de que la UE aumente la prohibición en alguna fecha futura, para cumplir con un enfoque de precaución, sólo consideraría la introducción de hormonas específicas, probadas caso por caso. ? En 1998, la Unión Europea prohibió alimentar a los animales con antibióticos. Además, en 2006 la Unión Europea prohibió todos los medicamentos para el ganado que se utilizaban con fines de promoción del crecimiento. Como resultado de estas prohibiciones, los niveles de resistencia a los antibióticos en los productos animales y dentro de la población humana mostraron una disminución.

El comercio internacional de productos de origen animal aumenta el riesgo de transmisión mundial de enfermedades virulentas como peste porcina y BSE. En los Estados Unidos, el uso de antibióticos en el ganado sigue siendo frecuente. La FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos, agencia del gobierno de los Estados Unidos responsable de la regulación de alimentos, medicamentos, cosméticos, aparatos médicos, productos biológicos y derivados sanguíneos) informa que el 80 por ciento de todos los antibióticos vendidos en 2009 fueron administrados al ganado, y que muchos de estos antibióticos son idénticos o están estrechamente relacionados con los medicamentos utilizados para el tratamiento de enfermedades en los seres humanos. En consecuencia, muchos de estos medicamentos están perdiendo su eficacia en los seres humanos, y los costos totales de atención médica asociados con las infecciones bacterianas resistentes a los medicamentos en los Estados Unidos son entre 16.600 y 26.000 millones de dólares anuales. Se ha identificado en los cerdos y en los humanos el estafilococo áureo resistente a la meticilina (SARM), lo que suscita preocupación sobre el papel de los cerdos como reservorios de SARM para la infección humana. Un estudio encontró que el 20% de los criadores de cerdos en los Estados Unidos y Canadá en 2007 albergaban (SARM). ? Un segundo estudio reveló que el 81% de las granjas de cerdos de los Países Bajos tenían cerdos con SARM y el 39% de los animales en el momento del sacrificio portaban el estafilococo, y que todas las infecciones eran resistentes a la tetraciclina y muchas eran resistentes a otros antimicrobianos. Un estudio nacional de 2011 informó que casi la mitad de la carne y las aves de corral vendidas en las tiendas de comestibles de EE.UU. –47 por ciento– estaba contaminada con estafilococo áureo, y más de la mitad de esas bacterias –52 por ciento– eran resistentes a por lo menos tres clases de antibióticos.? Aunque el estafilococo puede ser destruido con una cocción adecuada, todavía puede representar un riesgo para los consumidores a través de la manipulación inadecuada de los alimentos y la contaminación cruzada en la cocina. El Instituto de Investigación de Genómica Traslacional sostuvo que "El hecho de que el S. aureus resistente a los medicamentos fuera tan frecuente, y probablemente provenga de los propios animales con que nos alimentamos, es preocupante, y exige atención a la forma en que los antibióticos se utilizan en la producción de alimentos de origen animal hoy en día.". En abril de 2009, los legisladores del estado mexicano de Veracruz acusaron a las operaciones porcinas y avícolas en gran escala de ser caldo de cultivo de una gripe porcina pandémica, aunque no presentaron pruebas científicas que apoyaran su afirmación. Una gripe porcina que mató rápidamente a más de 100 personas infectadas en esa zona, pudo haber comenzado en las proximidades de una filial porcina de Smithfield OCAA (operación de alimentación animal concentrada).

La agricultura industrial intensiva ha crecido hasta convertirse en la mayor amenaza para el medio ambiente mundial por la pérdida de servicios del ecosistema y el calentamiento global. ? Es uno de los principales impulsores de la degradación ambiental y pérdida de biodiversidad mundial. ? El proceso en el que se necesita cultivar alimentos para uso exclusivo de los animales suele realizarse mediante métodos intensivos que implican una cantidad significativa de fertilizante y pesticida. Esto a veces resulta en la contaminación del agua, el suelo y el aire por agroquímicos y desechos de estiércol, y el uso de recursos limitados como el agua y la energía a tasas insostenibles. ? La producción industrial de cerdos y aves de corral es una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero y se prevé que cada vez lo sea más. En las granjas intensivas de cerdos, los animales son generalmente mantenidos en suelos de cemento con rejillas para que el estiércol drene a través de ellas. El estiércol suele almacenarse en forma de purines (los purines son una mezcla líquida de orina y heces). Durante el almacenamiento en la granja, los purines emiten metano y cuando el estiércol se esparce en los campos emite óxido nitroso y causa contaminación por nitrógeno de la tierra y el agua. El estiércol de las granjas industriales emite altos niveles de óxido nitroso y amoníaco, en concreto, se producen grandes cantidades y concentraciones de residuos, corriendo peligro la calidad del aire y las aguas subterráneas.

Los impactos ambientales de la ganadería industrial incluyen:

- Deforestación para la producción de alimentos para animales (en nuestro país se incrementa con el salvaje proceso de sojización que comenzara en el año 1996 y que ahora se elevará exponencialmente)

- Presión insostenible sobre la tierra para la producción de piensos de alto contenido proteínico y energético

- Fabricación y utilización de plaguicidas, herbicidas y fertilizantes para la producción de piensos

- Uso insostenible del agua para cultivos de alimentos, incluida la extracción de agua subterránea

- Contaminación del suelo, el agua y el aire por el nitrógeno y el fósforo de los fertilizantes utilizados para los cultivos de alimentos y el estiércol

- Degradación de la tierra (reducción de la fertilidad, compactación del suelo, aumento de la salinidad, desertificación). Y aquí la figura estelar es el combo letal de monocultivo–transgenia–agrotóxicos–fertilizantes

- Pérdida de biodiversidad debido a la eutrofización, acidificación del agua dulce, pesticidas y herbicidas

- Reducción mundial de la diversidad genética del ganado y pérdida de las razas tradicionales

Extinción de especies debido a la destrucción del hábitat relacionado con la ganadería (especialmente los cultivos de alimentos)

Las megafactorías de cerdos que pretenden instalar en el país son caldos de cultivo de un tipo de Gripe Porcina que amenazó a China hace años, con un potencial pandémico altísimo. Ha sido la causa de la matanza de 300 millones de cerdos que portaban la gripe porcina africana. Este es el motivo por el cual quieren construir los galpones de hacinamiento y explotación de cerdos acá, lejos de sus fronteras: pandemias for export.

Daño ambiental. El derecho a un ambiente sano: su tutela constitucional [arriba] 

Lo señalado se ve ratificado por el criterio que ha asumido nuestra Constitución Nacional a partir de la reforma del año 1994 (sobre el que se ha señalado que ha logrado aproximarse a una aspiración razonable, habida cuenta de las proposiciones que se presentaron, buscando privilegiar la tutela del medio ambiente, pero poniendo en peligro las exigencias del desarrollo). En efecto, en el art. 41 se relaciona la protección del medio ambiente exigiendo que el mismo sea "sano", "equilibrado" y "apto para el desarrollo humano". De esta manera la supuesta concepción antropocéntrica se transmuta en una concepción biocéntrica, a través de una ética que extiende los confines de la comunidad humana más allá del hombre en sí mismo, comprendiendo también los suelos, las aguas, las plantas y los animales. La norma establece como primera calidad que debe exigirse al ambiente es, justamente la sanidad (tanto respecto a la preservación y no contaminación como respecto a los ambientes construidos por el hombre), para luego exigir equilibrio (entendido como la relación de interdependencia entre los elementos que conforman el ambiente que hace posible la existencia, transformación y desarrollo del hombre y demás seres vivos. Pero la constitución no finaliza allí su análisis, el art. 41 debe vincularse con el art. 43, el cual refiere al medio ambiente, facultando a las personas a interponer acción de amparo "en lo relativo a los derechos que protegen al ambiente".

El art. 41 procura que el derecho a un ambiente sano alcance a "todos los habitantes" y el art. 43 otorga la vía del amparo a "toda persona". El art. 41 de la Carta Magna exige expresamente la tutela de los habitantes de la Nación y la prohibición de "comprometer" a las generaciones futuras.

La larga sombra de la cría intensiva de ganado y el daño ambiental [arriba] 

La ganadería es la actividad humana que ocupa una mayor superficie de tierra. El área total dedicada al pastoreo equivale al 26 por ciento de la superficie terrestre libre de glaciares del planeta, mientras que el área destinada a la producción de forrajes representa el 33 por ciento del total de tierra cultivable. En total, a la producción ganadera se destina el 70 por ciento de la superficie agrícola y el 30 por ciento de la superficie terrestre del planeta. La expansión de la producción ganadera es un factor fundamental en la deforestación, especialmente en América Latina, donde se está produciendo la deforestación más intensa: el 70 por ciento de las tierras de la Amazonia que antes eran bosques hoy han sido convertidas en pastizales y los cultivos forrajeros cubren una gran parte de la superficie restante. Alrededor del 20 por ciento de los pastos y praderas del mundo, un 73 por ciento de las cuales está situado en zonas áridas, presenta algún grado de degradación causada principalmente por el sobrepastoreo, la compactación y la erosión resultantes de la acción del ganado. Con el aumento de la temperatura, el crecimiento del nivel del mar, el deshielo de los casquetes polares y los glaciares, los cambios en las corrientes oceánicas y en los patrones del clima, el cambio climático constituye el más serio desafío para la humanidad.

El sector ganadero reviste una importancia fundamental en el cambio climático ya que es responsable del 18 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero medidos en equivalentes de CO2, un porcentaje mayor que el correspondiente a los medios de transporte. Asimismo, el sector pecuario produce el 9 por ciento de las emisiones de CO2 de origen antropógeno, la mayor parte de las cuales se deben a los cambios en el uso de la tierra (principalmente, la deforestación) causados por la expansión de los pastizales y la superficie destinada a la producción de forrajes. La ganadería es también responsable en medida aún más significativa de la emisión de algunos gases que tienen un mayor potencial de calentamiento de la atmósfera. Así, por ejemplo, el sector emite el 37 por ciento del metano antropógeno, el cual proviene en su mayor parte del proceso de fermentación ocurrido en la digestión entérica de los rumiantes y tiene un potencial de calentamiento global (PCG) 23 veces mayor que el del CO2, y el 65 por ciento del óxido nitroso antropógeno, cuyo PCG es 296 veces mayor que el del CO2, en su mayor parte proveniente del estiércol. La ganadería también es responsable de casi las dos terceras partes (64 por ciento) de las emisiones antropógenas de amonio, las cuales contribuyen significativamente a la lluvia ácida y a la acidificación de los ecosistemas.

Por otro lado, el mundo avanza hacia un incremento de los problemas de escasez de agua dulce y agotamiento de los acuíferos. Se prevé que para el año 2025 el 64 por ciento de la población mundial viva en cuencas bajo estrés hídrico. El sector pecuario es un factor clave en el incremento del uso del agua ya que es responsable del 8 por ciento del consumo mundial de este recurso, principalmente para la irrigación de los cultivos forrajeros. La ganadería es probablemente la mayor fuente de contaminación del agua y contribuye a la eutrofización, a las zonas “muertas” en áreas costeras, a la degradación de los arrecifes de coral, a la aparición de problemas de salud en los seres humanos, a la resistencia a los antibióticos y a muchos otros problemas. Las principales fuentes de contaminación provienen de desechos de los animales, antibióticos y hormonas, productos químicos usados en las curtiembres, fertilizantes y plaguicidas usados en los cultivos forrajeros y sedimentos de pastizales erosionados. Aunque no se dispone de cifras mundiales, se estima que, en los Estados Unidos de América, la cuarta superficie más grande del planeta, la producción pecuaria es responsable del 55 por ciento de la erosión y sedimentación, el 37 por ciento del uso de plaguicidas, el 50 por ciento del uso de antibióticos y un tercio de las descargas de nitrógeno y fósforo en los recursos de agua dulce.

La ganadería también afecta la recarga de los acuíferos en tanto que influye en los procesos de compactación del suelo, reducción de la infiltración, degradación de los márgenes de los cursos de agua, desecamiento de llanuras inundadas y disminución de los niveles freáticos. La ganadería, al incrementar la deforestación, incrementa también las escorrentías y reduce los cursos de agua durante la estación seca.

Las amenazas actuales a la biodiversidad no tienen precedentes. Se estima que la pérdida de especies es entre 50 y 500 veces más alta que la registrada en toda la historia del planeta. Quince de 24 ecosistemas que proporcionan importantes servicios ambientales están en declive. La ganadería constituye cerca del 20 por ciento del total de la biomasa animal terrestre, y el 30 por ciento de la superficie terrestre que ocupa hoy en día estuvo antes habitada por fauna silvestre. De hecho, el sector pecuario podría ser el primer responsable de la pérdida de biodiversidad dado que es la primera causa de deforestación y tiene una alta participación en la degradación del suelo, la contaminación, el cambio climático, la sobreexplotación de recursos pesqueros, la sedimentación de zonas costeras y la propagación de especies invasivas exóticas. A lo anterior hay que añadir que los conflictos por los recursos con los productores pecuarios suponen una amenaza para diversas especies de predadores salvajes y para las áreas protegidas cercanas a los terrenos de pasto. Por otro, lado, en regiones desarrolladas, especialmente en Europa, algunas zonas de pastizales que albergaban diversos tipos de ecosistemas bien establecidos están siendo amenazadas por el abandono.

En 306 de las 825 ecorregiones terrestres identificadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), las cuales abarcan todos los biomas y reinos biogeográficos, el sector pecuario es actualmente una amenaza. Conservación Internacional ha identificado 35 lugares críticos por lo que a la biodiversidad se refiere en todo el mundo. Estos lugares se caracterizan por poseer niveles excepcionalmente elevados de endemismo vegetal y serios niveles de pérdida de hábitats y 23 de ellos están afectados por la producción ganadera. Un análisis de la Lista Roja de Especies Amenazadas de la prestigiosa Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) muestra que la mayoría de las especies amenazadas en el mundo se ven sometidas a pérdidas de hábitats debido a la actividad ganadera. El impacto global de las actividades pecuarias en el ambiente es enorme y la forma más eficiente de conjurarlo, es migrar a una dieta basada estrictamente en vegetales.

El proyecto chino–argentino de las Megafactorías de cerdos, vulnera, en forma flagrante, el art. 41 de la C.N., puesto que afecta el derecho de todos los habitantes a gozar de un ambiente sano y equilibrado, no promueve ningún beneficio actual ni futuro, por cuanto el rédito es para políticos y el agronegocio (las personas que se emplean en estas faenas tienen una expectativa de vida muy inferior al resto y son remunerados deficientemente), comprometen recursos escasos y no renovables (agua, tierra, atmósfera) y los derechos de las generaciones futuras. Será un auténtico ecocidio, un crimen de lesa humanidad, caracterizado por un ataque generalizado contra la población bajo la excusa de aplicar una política económica del Estado.

Estas auténticas fábricas de la muerte afectarán irremediablemente la utilización racional de los recursos naturales, la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, sin contar con la creación de múltiples enfermedades zoonóticas y las asociadas a la contaminación producto de las excretas, los fertilizantes, agrotóxicos, hormonas, y antibióticos empleados en el proceso. Por esta misma razón, este proyecto colisiona con el art. 42 de la Carta Suprema, por cuanto afecta la salud pública y la seguridad e intereses económicos de los habitantes. Y este oscuro panorama será la antesala de las acciones que prevé el art. 43 del mismo cuerpo legal, que habilita a toda persona a interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva.

Cuestiones económicas y desigualdad social [arriba] 

Consumo de agua. Cada día, un hogar medio necesita entre 2 y 5 litros de agua para beber, y de 100 a 500 litros para el resto de los usos (ducha, lavadora, etc.). Esto no es nada comparado con los 2000 a 5000 litros diarios necesarios para la producción de los alimentos que consume una familia tipo. Una persona podría ducharse a diario durante un año con la misma cantidad de agua que se necesita para producir un solo kilo de carne. Una comparación directa muy clara: una dieta compuesta por un 80% de alimentos vegetales y un 20% de carne (en los países industrializados este porcentaje es mayor) requiere 1.300 m3 de agua en un año, mientras que una dieta puramente vegetariana requiere la mitad de dicha cantidad.

Despilfarro de alimentos. Hacen falta de 7 a 16 kg de cereal o soja para producir 1 kg de carne. Esto puede definirse fácilmente como una de las formas más efectivas de derrochar alimentos. El tránsito de los alimentos a lo largo de la cadena alimentaria provoca una enorme pérdida de nutrientes: el 90% de la proteína, el 99% de los hidratos de carbono y el 100% de la fibra, entre otras. Además, sólo una pequeña fracción del cuerpo de los animales sacrificados se aprovecha como carne – el 35% del peso de una vaca o el 39% de un ternero (excluyendo los huesos). En los EE.UU., se destina el 80% de la cosecha de cereales para alimentar a 8.000 millones de animales. A nivel mundial, aproximadamente la mitad de los cereales producidos se destina a alimentar animales para carne. El 90% de la cosecha mundial de soja se utiliza como pienso para alimentar animales. ¿Cómo es posible que el consumo de carne siga creciendo a pesar de las tremendas desventajas que hemos visto?

El precio de la carne tendría que duplicarse o triplicarse si se tomasen en consideración todos los costes ecológicos, incluyendo el uso de combustibles fósiles, la disminución de recursos acuíferos, la contaminación del suelo y la liberación de gases como el amoníaco y el metano, y eso sin hablar de los costes resultantes para el sistema sanitario público. Aunque la mayoría de los costes de la producción de carne son transferidos a la población general (con los impuestos que pagamos), esto no basta para mantener rentable la producción de carne. La industria recibe fuertes subvenciones para asegurar que su producción resulte atractiva para las empresas. La producción ganadera recibe apoyo financiero en todo el mundo.

“Un cambio en los hábitos alimentarios hacia el aumento del consumo directo de alimentos vegetales parece ser un objetivo deseable en la perspectiva del desarrollo sostenible en los países desarrollados. Debido a su menor impacto, las dietas vegetarianas y veganas pueden jugar un papel importante en la conservación de los recursos ambientales y en la reducción del hambre y la malnutrición en los países pobres”. Fuente: Evaluating the environmental impact of various dietary patterns combined with different food production systems (L Baroni, L Cenci, M Tettamanti, M Berati. European Journal of Clinical Nutrition –2007– 61, 279–286).

“La carne representa un despilfarro de agua y genera muchos gases de efecto invernadero. Somete a los recursos del mundo a una enorme presión. Una dieta vegetariana es mejor” (Lord Stern, economista y ex–vicepresidente del Banco Mundial). “Para contrarrestar el cambio climático es muy importante realizar cambios en el estilo de vida. Uno de los cambios de vida potencialmente más beneficiosos sería cambiar a una dieta con menos carne y más vegetariana” (Rajendra Pachauri, presidente del Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático –IPCC– y ganador del Premio Nobel de la Paz).

Persona: ontología de la costumbre. Persona [arriba] 

Por último, pero no menos importante, está la cuestión ética. Persona puede ser definida como un ser dotado de razón, consciente de sí mismo y poseedor de una identidad propia. Inicialmente se conoce como persona no humana a la propuesta de creación de una figura jurídica postulada para ser concedida a ciertas especies de animales, aunque en nuestro criterio, debe ser extendido a todas. Algunas personas dicen que el criterio para conceder dicho estatus jurídico es que se demuestren poseer elevadas capacidades cognitivas y notable inteligencia, en comparación con el resto de las especies. Está especialmente diseñada para intentar proteger los derechos de los chimpancés, orangutanes y el resto de los grandes simios. Ya en varios países se han abierto causas judiciales basándose en este concepto. Sin embargo, otros defensores de dicha figura jurídica argumentan que el criterio para otorgar personalidad jurídica es simplemente poseer una conciencia, es decir, tener capacidad para sentir.

La similitud entre los rasgos emocionales humanos y de los chimpancés es uno de los sustentos del pedido inicial. El primatólogo Frans de Waal afirmó que el bonobo es capaz de manifestar altruismo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad.

Conciencia y sintiencia [arriba] 

“La ausencia de un neocórtex no parece impedir que un organismo experimente estados afectivos. Evidencias convergentes indican que los animales no humanos poseen substratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de los estados de conciencia, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. Consecuentemente, el peso de las evidencias indica que los humanos no son únicos en la posesión de substratos neurológicos que generan consciencia. Los animales no humanos, incluyendo todos los mamíferos y pájaros y otras muchas criaturas también poseen estos substratos neurológicos”.

La Declaración de Cambridge sobre la Conciencia fue escrita por Philip Low y editada por Jaak Panksepp, Diana Reiss, David Edelman, Bruno Van Swinderen, Philip Low y Christof Koch. La Declaración fue proclamada públicamente en Cambridge, Reino Unido, el 7 de julio de 2012, durante la Conferencia Francis Crick sobre Conciencia en Animales Humanos y no Humanos, en el Colegio Churchill, Universidad de Cambridge, por Low, Edelman y Koch. La Declaración fue firmada por los participantes de la conferencia esa misma noche, en presencia de Stephen Hawking, en la Habitación Balfour del Hotel du Vin en Cambridge, Reino Unido.

Se concluye que:

– La capacidad de expresarse no es común a los seres humanos (especies no humanas utilizan lenguajes aún más complejos)

– La capacidad de gozar y de sufrir es común a todos los humanos, pero también lo es a los animales

– Ni el razonamiento es algo propio de los humanos, últimos estudios nos dicen que los animales también tienen esta capacidad (revista de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, Proceedings of the National Academy of Sciences, PNAS)

– ¿Quién dice que solo somos los humanos los que razonamos? Nuevamente una manera antropocéntrica de ver la realidad

– Darwin sostenía que la diferencia entre la inteligencia de los animales no humanos y de la nuestra, era de grado, no de clase. (Un ser racional no busca su autodestrucción y nosotros vamos camino a ella todos los días)

– Y esas diferencias, que también existe entre los humanos (caso de los enfermos en coma, oligofrénicos, débiles mentales) ¿son tales para justificar la desigualdad de tratamiento y la explotación y dominio?

– La calidad de sujeto de derecho está restringida, desde el punto de vista del goce, a todos aquellos que pueden aprovechar directamente del derecho, teniendo capacidad de experimentar placer o dolor.

En definitiva, todos somos iguales en esencia y sólo diferentes (aún dentro de nuestra especie humana), en presencia y potencia.

Protección jurídica [arriba] 

Concluyendo, más allá de las evidencias en que ninguna de las exigencias clásicas para atribuir el carácter de persona a un individuo (vgr.: razón, conciencia, lenguaje, identidad) son exclusivas de la especie humana, lo cierto es que, desde la perspectiva jurídica, lo crucial para la determinación del estatus de persona, es que la ley les otorga a estos individuos la capacidad de obtener derechos subjetivos y ser sujetos de obligaciones jurídicas y por ende, no existe ni ningún obstáculo para extender tal protección a las demás especies animales.

Vulneración de derechos esenciales de humanos y no humanos [arriba] 

Frente a este nuevo paradigma ético–moral, con las evidencias de la ciencia en lo que atañe a sentencia y conciencia de los animales no humanos (ANH), es menester definir un nuevo status jurídico sobre éstos, dotarlos de protección real como titulares de derechos subjetivos específicos, impugnando su cosificación. Los animales no humanos son sustrato de consideración moral, porque son sujetos de una vida, como individuos merecedores de respeto y de no ser dañados por nuestras acciones. Este es el reconocimiento de la vida como un valor inherente en sí mismo y, como contrapartida, la obligación moral del ser humano con respecto a las futuras generaciones de humanos y de no humanos. En cuanto degrada su esencia el humano frente a la explotación del resto de las especies como su prejuicio antropocéntrico.

Conclusiones [arriba] 

Es evidencia científica los efectos nefastos en la salud que acarrea el consumo de proteína animal. Las principales organizaciones científicas avalan una dieta equilibrada basada en plantas (veganas/vegetarianas), como la mejor opción para conjurar las principales enfermedades actuales (diabetes, hipertensión, cáncer, arterioesclerosis, etc.). Pero también ahora sabemos que estamos en riesgo a nivel medioambiental y tenemos la necesidad imperiosa de salvar el planeta y el veganismo es la solución. No en vano, los científicos abogan por una migración masiva a una dieta de base vegetal, la cual podría aliviar los problemas de sustentabilidad del planeta (Revista Science, 31/5/2018). La investigación analiza el coste ambiental que tiene producir los alimentos que alimentan a los 7.575 millones de habitantes del planeta. Entre esos costos están el porcentaje de uso de tierra para criarlos, la cantidad de agua usada, las emisiones de CO2, la acidificación del suelo y la eutrofización de las aguas subterráneas, de ríos y mares. En ambos casos el agente principal son los fertilizantes nitrogenados. Los resultados abruman: durante todo su ciclo de vida, esta producción ocupa el 43% de la tierra del planeta, es responsable del 26% de las emisiones de gases de efecto invernadero (en su mayor parte CO2 y metano, CH4), del 32% de la acidificación y del 78% de la eutrofización. Por último, casi dos tercios del agua dulce retirada de las cuencas va para dar de beber a estos animales. El veganismo permitiría conjurar la contaminación ambiental que implica la cría intensiva de ganado, pero a la vez también es justicia e igualdad, no sólo para nuestros hermanos animales sino también en cuanto implica una notoria redistribución de la riqueza. Porque un solo kilo de carne implica el uso indiscriminado de 15000 litros de agua, conforme lo ha dicho la FAO (Organización para la agricultura que depende de la ONU) y si todo el grano que se utiliza para alimentar a todos estos animales se empleara en alimentación humana, se podría alimentar dos veces a toda la población de la Tierra. Insisto, el veganismo es la revolución más grande, porque implica no sólo cuidar planeta sino ser justos también con los más desfavorecidos en países emergentes. Categóricamente el veganismo podría acabar con el hambre en el mundo, terminar con el holocausto de animales no humanos y permitir vidas plenas a los seres humanos en perfecto estado de salud. Proponemos un nuevo paradigma ético–moral que nace del veganismo, que propicia igual consideración moral a todos los seres sintientes, con un norte de respeto y justicia (obligaciones morales de los humanos hacia ellos para lograr su liberación y construir una sociedad más justa a nivel intergeneracional), y que a su vez permita definir un nuevo estatus jurídico y un nuevo contrato democrático sobre los animales no humanos, dotarlos de protección real como titulares de derechos subjetivos específicos, impugnando su cosificación. En definitiva, la decisión de descosificar a los ANH y optar, por ejemplo, por una dieta basada en vegetales (que promueve una mejor salud, beneficia el medio ambiente, reasigna los recursos más eficientemente y extingue el sufrimiento animal), en cualquier escenario ético–teórico, determinará la mayor felicidad para el mayor número, implicará igual consideración moral y una sociedad más equitativa, donde prime el respeto y la justicia.

El Acuerdo porcino con China no sólo viola nuestra Constitución Nacional, sino que afecta derechos esenciales de seres sintientes y conscientes (personas no humanas), atenta contra la salud pública y el medio ambiente y acentuará la pauperización y desigualdad económica en nuestro país.

Bibliografías y fuentes [arriba] 

– Attfield, Robin (1987): “Biocentrism, Moral Standing and Moral Significance”, Philosophica, vol. 39, pág. 47–58.

– Craig, Winston J. y Mangels, Ann Reed (2009): “Position of the American Dietetic Association: Vegetarian Diets”, Journal of the American Dietetic Association, vol. 109, 1266–1282.

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*Abogado (UBA). Master en Derecho, Ciencias y Experto en Derecho Ambiental. Fiscal a cargo de la U.F.I N°2 de Lomas de Zamora, especializada en Violencia Familiar, Violencia de Género y Femicidios (30 años de antigüedad en el Poder Judicial). Vegano, Activista y Asesor Jurídico Ad Honorem de la Unión Vegana Argentina (2013 a la actualidad).